viernes, 24 de diciembre de 2010

Hola me llamo Julián (Cuento de Navidad)

Es 24 de diciembre y en el pueblo el bullicio forma parte del día, las compras de última hora hacen que casi todos en algún momento se topen en algún negocio o en la calle.
Julián, quien vive en las afueras, se ha encomendado una misión importante y mientras su madre se ocupa de alguna cosa, él con su mejor sonrisa se acerca a cada una de las personas que se encuentran allí y le dice.
-¡Hola!, me llamo Julián. Si ven un señor gordo, con barba blanca y vestido de rojo, por favor díganle que pase por mi casa, que he armado un árbol de navidad hermoso para que cuando vaya a llevarme mi regalo lo contemple y le pida un deseo.
Todos lo miran con una sonrisa y le responden.
-Seguro que sí.
El anciano que vende dulces le pregunta.
-¿Qué regalo le has pedido?
-Una bicicleta azul con ruedas de colores y una cuerda para saltar.
-¿Y te has portado bien todo el año?
-Sí, ya voy al colegio.
-Cuando pase por la casa en la noche le daré tu mensaje.
Sorprendido le pregunta.
-¿Le llevará regalos a usted?
-Claro.
Por unos segundos piensa y luego con cara de confusión le dice:
-¿También a la gente grande les lleva regalos ese señor?
Hablando pausadamente le responde.
-A todos les lleva algo. A los niños juguetes, a los mayores les regala cosas que los hacen felices, como la visita de sus hijos o familiares, el encuentro con amigos, las bendiciones de todos y muchas cosas más que entenderás cuando crezcas.
En ese momento llega su mamá y el dice al anciano.
-Espero que el niño no le haya fastidiado.
Sonríe y responde.
-No señora.
Ya en casa Julián le pregunta a su mamá.
-¿Qué regalo te traerá a ti?
Ella lo abraza y le dice.
-Tú eres el mejor regalo de mi vida y poder abrazarte cada año será siempre algo que no tendrá comparación.

lunes, 17 de mayo de 2010

Adivinanza

No es un ave ni un avión,
tampoco es supermán,
aunque el cielo surca
en brazos del viento
con su cuerpo frágil y colorido.
Produce risas, alegrías
y caras de asombro,
a quienes sienten
como se transmite
a sus manos
la fuerza del aire.
¿Qué será?

domingo, 18 de abril de 2010

Tu ausencia madre

Tu ausencia madre,
es una daga clavada
que desangra mi corazón.
El vacio infinito
que despierta el dolor.
La noche lánguida
donde los recuerdos
se confunden y tus pasos
marcan el ritmo
de los años postreros,
quienes estaticos
y sorprendidos
se han detenido
impotentes ante
la realidad que emerge.
Tu ausencia
Es como la copa
de cianuro del amor,
que lucha con la muerte
venciéndola
sin evitarla,
y su triunfo
se transforma
en memoria indeleble
de días pasados.
Es el aullido del alma
que ha quedado marcada
con la huella
de tu adiós.

viernes, 19 de febrero de 2010

Cuando la lumbre se va apagando.

Cuando la lumbre que mantiene encendida la llama de tu primer amor se va apagando, el cosmos se hace ambiguo y confuso ante lo inevitable. Se desangran los sentimientos, se esfuman, cual humo que abraza las nubes, las respuestas ante las preguntas eternas que mimetizan la expiración en un inesperado esperado momento que conocemos pero nunca deseamos que llegue.
Cuando la lumbre que avivó la llama de tu existencia y te enseñó, cuando eras solo una oruga sin alas, miles de cosas que tu cerebro no recuerda, se consume, llegan los momentos en los cuales la incertidumbre se transforma en sombras que resucitan los dolores, que en metamorfosis con la indiferencia se han somatizado en la piel haciéndote polizonte pasajero de los días que juntos han existido.
Cuando la lumbre del amor más puro que Dios ha legado a los hombres se consume, llegan los días estériles en los cuales la tangibilidad que intenta sintetizar las formas difusas de lo que te rodea, cabalgando sobre el zarpazo harapiento del destino, cual emisario fugitivo del inconsciente, llega para recordarte que el tren que lleva hacia la eternidad no transporta cuerpos sino recuerdos.
Cuando la lumbre que enciende los ojos de tu madre se va apagando, despiertas ante la sonrisa etérea de la muerte, solicita compañera que intenta desmaterializar los sabores del placer que la compañía te ha brindado y los cuales debes esconder en el baúl más recóndito de tu memoria para que no sean hurtados por su más fiel cómplice, el olvido. Es el momento en que descubres que ningún dolor es tan profundo.

jueves, 4 de febrero de 2010

El Edicto de Condorito (Fanfic de condorito)

-Tal como ha sido la última voluntad de don Epamimondas, tio y único pariente del ciudadano Condorito, todo el territorio que abarca Pelotillehué y sus alrededores pasan a ser de su propiedad.
Los hurras son acompañados por fuertes aplausos.
-Como nuevo dueño de este territorio declaro a este pueblo como la capital del reino de Pelotillehué, donde por supuesto soy el rey y Yayita la reina y mi primer decreto es el siguiente:
Silencio en espera de que hable.
-Nombro a mi compadre Don Chuma como el tesorero real, él se encargará de administrar el dinero que ustedes a partir de hoy deben pagar como impuesto y a mi suegro Don Cuasimodo como el recolector de estos.
Se escuchan gritos de protesta pero el rey sigue hablando.
-Mi sobrino Coné será el príncipe heredero del trono en caso de que por alguna conspiración urdida por ustedes yo muera, eso les enseñará que si creen que soy un mal rey el próximo será peor.
Nuevos gritos de protesta.
-Todos los bienes de Pepe Cortisona pasan a manos del reino y él desde el momento que firme este edicto se desempeñará como el cuidador oficial de Washington y Matías, teniendo entre sus obligaciones mantenerlos aseados y felices.
-Pajarraco del demonio, me la pagarás. –le grita el aludido.
-El bar el Tufo pasa a ser propiedad de Garganta de Lata, quien se compromete a emborracharse todos los días y a colocar a su mujer como la que sirva las mesas en el mismo.
-Estás loco- le grita ella.
-Mi buen amigo Ungenio será mi mayordomo y por cada equivocación que cometa en sus funciones, los habitantes del reino deberán cancelar un céntimo de multa.
-Gracias.-replica este.
-Che Copete será el nuevo defensor de los ciudadanos ante la corte.
-Estamos fritos-comenta otro
-A Doña Tremebunda le asigno la tarea de ser la comandante de la policía local y por cada detenido le pagaremos dos céntimos de recompensa.
-Pobre de nosotros.-exclama cabello de ángel.
-Quien no esté de acuerdo con lo antes declarado tiene cinco minutos para desaparecer del reino y no volver más.
Un gran estruendo se escucha seguidamente.
Todo el alrededor es arrasado por la estampida humana de los habitantes del lugar.
-Tío no debiste decir las últimas palabras.-le comenta Coné
-¿Y por qué no me lo dijiste antes?
-Buena broma nos has echado-le recrimina Doña Tremebunda.
-Con permiso, me voy al bar a cumplir con mis obligaciones, ahora que la harpía de mi mujer se ha marchado, seré un borracho feliz.-dice Garganta de Lata.
Mientras camina dice en voz alta.
-Ojalá no se hayan llevado la bebida.
En ese momento un trueno hace estremecerlo todo y aturdido por el susto de un salto Condorito cae desde la cama al piso.
Abre los ojos parsimoniosamente y dice.
-¡Que alivio! Era solo un sueño. Pensé que me habían disparado. Eso de ser Rey como que no es para mí.

martes, 29 de diciembre de 2009

Pipía

A mi tía Carmén.

El tiempo es feroz con los recuerdos, sobre todo con los de la primera infancia que quedan parpadeando como confundidas luciérnagas olvidados por el hipocampo cerebral.
A medida que crecemos los cariños se bifurcan y el amor se desfragmenta como gotas de lluvia en múltiples direcciones, y en el invierno de los años se van evaporando las improntas de un transitar extenuante en el cual intercambiamos vida y matamos momentos que no volverán.
Quedan relegadas en el camino personas que brindaron lo mejor de sí para hacernos feliz y que por haber desaparecido se han hecho volátiles fantasmas de la niñez.
Entre esos seres que forman parte de mi historia terrenal existe alguien que un día fue madre, otro abuela, en determinadas ocasiones enfermera personal y en todos los casos un ángel guardián que nunca limitó su amor para dármelo. Mi mano en los tiempos duros de la niñez o adolescencia contó con el apoyo de la suya y siempre esgrimió la respuesta adecuada para no perder el rumbo entre las vicisitudes que colmaron por razones incomprensibles esa etapa.
Me refugié en ella tantas veces que hoy cuando más de diez décadas han pasado por mi existencia aún siento el calor de su amor que me abraza.
Pipía, como mis labios pronunciaban desde muy pequeño fue un ser de luz que iluminó el camino de mis pasos y cuando volé para alejarme del nido, por esas sinrazones de la vida, olvidé intermitentemente. Un astro incandescente que alimentó con su energía la naciente raíz que vio florecer y dar frutos pero que nunca le devolvió en igual cantidad lo recibido. Su esencia forma parte de mí, soy el resultado de sus preocupaciones, enseñanzas y cariño, el producto final de un ejemplo digno de seguir y legar. Su recuerdo intacto y perecedero me acompañará hasta que el polvo consuma mis huesos en el camposanto y su sonrisa me guiará a través de la oscuridad para reencontrarnos.
Se alegrará de saber que tropecé muchas veces pero me levanté y que en cada ocasión asimilé el fracaso valiéndome de ese cumulo de consejos y sabiduría que sembró tan profundamente en mi corazón.

domingo, 6 de diciembre de 2009

El ahorcado

El comisario Pancho López abre la puerta y casi se muere del susto ante el espectáculo.
Colgando del techo está Prudencio Padilla, con los ojos brotados ante la fuerza de la soga y putrefacto por los días que han pasado desde su muerte.
Su ayudante vomita varias veces mientras lo ayuda a bajar el cadáver.
El occiso era un hombre taciturno, de pocos amigos y parca conversación. Viudo desde hace 9 años y dueño del único almacén de comercialización de productos agropecuarios del pueblo.
Tras la muerte de su esposa lo ayudaba su primo, Filiberto, fornido pero limitado inteligentemente.
Fue este quien alertó sobre la desaparición de Prudencio.
El día del funeral Pancho habla con el primo.
-¿Qué hacía Prudencio el ultimo día que lo viste con vida?
-Me dijo que se iría esa noche a resolver un problema con el envío de una mercancía.
-¿Fuera del pueblo?
-Eso creo
Tras otras preguntas se despiden y el ayudante le pregunta.
-¿Por qué tantas preguntas por un suicidio?
Camino a la comisaría este le responde.
-Porque estoy convencido que a Prudencio lo asesinaron.
Los ojos del ayudante casi quedan en el parabrisas.
-¿Cómo?
-Hay un detalle que no me cuadra con el suicidio.
-Con todo el respeto jefe, creo que todo está claro. Desde que se murió la esposa el hombre vivía amargado, si no es por el primo el negocio no existiera. Vivimos aislados del mundo exterior y todos acá nos conocemos. ¿Quién y por qué podría matarlo?
Ciertamente, El Punto es un pueblo fantasma en los mapas del estado, por tal razón alguien una vez bromeando dijo que deberían agregarle el termino invisible al cartel que en la única calle asfaltada anuncia la entrada a este.
Llegó allí hace treinta años, castigado por haber mandado a la cárcel a un importante mafioso, quien al parecer tenía negocios turbios con su jefe. Pensaron que renunciaría pero no lo hizo porque sin saberlo lo habían alejado del peligro de la venganza del antisocial.
Su familia protestó pero al final la vida en el lugar es tan tranquila que se han acostumbrado a ser campesinos y cuidar de animales y plantas.
El puesto que tiene es casi honorifico porque aún nadie ha visitado su estrecho calabozo de uno por uno.
Por eso cuando piensa en homicidio sabe que puede estar sufriendo alguna alucinación producto de su herrumbre profesional.
Los días pasan e impedido de hacer alguna experticia forense o profesional por no poseer los recursos para ello decide olvidarse de sus sospechas.
Al final el primo, único pariente conocido de Prudencio, queda como propietario de sus bienes.
El último homicidio ocurrido en el pueblo fue accidental y ocurrió cuando Fulgencio atropelló con el tractor a su viejo perro.
Una tarde un aviso lo sorprende.
El fornido primo ha colocado en venta todo lo que ha heredado, por lo que lo visita al almacén.
-¿Ocurre algo?
.No. ¿Por qué lo pregunta?
-Por el anuncio de venta.
-En realidad lo coloqué sin muchas esperanzas.
-¿Qué harás si sale un comprador?
-Venderle, claro.
-¿Comprarás algunas tierras?
-No señor, me iré a la ciudad. Ya estoy cansado de esta vida. Extraño el bullicio y a mis amigos.
Los primeros años él también los extrañó pero luego hasta le parecieron molestosos.
-¿Después de nueve años los extrañas?
-Si comisario, hace algún tiempo estaba por irme pero Prudencio no me dejó y yo que todos los días lo veía triste tuve compasión y me quedé.
Ya en su casa el olfato de sabueso se le activa y por la mañana desempolva una vieja agenda donde tiene anotado algunos nombres de viejos amigos de la ciudad y toma el teléfono para contactarlos.
En la noche confirma sus sospechas y ante la sorpresa de su ayudante le ordena.
-Tráeme detenido a Filiberto.
-¿Qué hizo?
-Asesinó a su primo Prudencio.
-¿Cómo lo sabe?
-Lo sé y él lo confirmará.
Al poco tiempo ambos hombres están frente a frente.
-¿Qué es esta locura?
-Eso deseo que me expliques. ¿Por qué mataste a tu primo? ¿Por qué no dejo irte y amenazó con denunciarte?
-No sé de qué me habla.
-Lo he descubierto todo Filiberto. Unas llamadas han sido suficientes para hacerlo.
-Está loco.
-¿Seguro? ¿Acaso no saliste de la cárcel hace diez años por haber violado a una niña?
El ayudante perplejo observa el interrogatorio.
-Pagué la condena.
-¿De qué podría denunciarte tu primo? ¿Lo hiciste nuevamente?
-Está inventando.
-Amigo antes de llegar a este pueblo me enfrentaba a delincuentes que eran peores calaña que tú. Los olfateo en el ambiente y aunque no confieses igual te enviaré preso a la ciudad, allá investigarán el rastro que has dejado en alguna fechoría y volverás a la cárcel.
El acusado guarda silencio
Tras dos días encerrado en el pequeño espacio un día pide hablar con el comisario.
-Si me confieso culpable de la muerte de mi primo. ¿Dejará de enviarme a la ciudad?
-Puedo pensarlo Pero a la cárcel igual irás.
-Es cierto, yo maté a Filiberto, era la única forma que me dejara ir. Me trajo bajo engaño conociendo mi situación y me mantuvo todo este tiempo bajo amenaza de denunciarme. No tenía otro camino.
-Pudiste denunciarlo.
-Sería su palabra contra la mía y usted no me hubiese creído.
En eso tiene toda la razón.
-Lo endrogué con un brebaje que le hice como té para su insomnio y después lo asfixié con la almohada y para que creyeran que se ahorcó lo colgué. No sufrió porque ni se enteró que lo estaba matando.
-Que considerado eres.
Le dice con ironía y se marcha.
A los días lo trasladan a la cárcel y el ayudante aún asombrado le pregunta.
-¿Cuál fue el detalle que te hizo pensar que era un homicidio?
-Te falta mucho por aprender. Cuando alguien se ahorca la soga que aprieta su cuello corta la circulación de la sangre, que al no poder subir al cuello y la cabeza por el rompimiento de las arterias carótidas se riega por el resto del cuerpo y llena los cuerpos dilatables del pene lo que produce al erección del mismo y este detalle que pocos ven confirma la muerte por esta causa. El cuerpo de Prudencio no poseía esta condición
–¿Pero después de tantos días se mantiene igual?
-La muerte es para siempre y la erección también, ya que se convierte en rigidez cadavérica.
 
Kala Editorial