martes, 29 de diciembre de 2009

Pipía

A mi tía Carmén.

El tiempo es feroz con los recuerdos, sobre todo con los de la primera infancia que quedan parpadeando como confundidas luciérnagas olvidados por el hipocampo cerebral.
A medida que crecemos los cariños se bifurcan y el amor se desfragmenta como gotas de lluvia en múltiples direcciones, y en el invierno de los años se van evaporando las improntas de un transitar extenuante en el cual intercambiamos vida y matamos momentos que no volverán.
Quedan relegadas en el camino personas que brindaron lo mejor de sí para hacernos feliz y que por haber desaparecido se han hecho volátiles fantasmas de la niñez.
Entre esos seres que forman parte de mi historia terrenal existe alguien que un día fue madre, otro abuela, en determinadas ocasiones enfermera personal y en todos los casos un ángel guardián que nunca limitó su amor para dármelo. Mi mano en los tiempos duros de la niñez o adolescencia contó con el apoyo de la suya y siempre esgrimió la respuesta adecuada para no perder el rumbo entre las vicisitudes que colmaron por razones incomprensibles esa etapa.
Me refugié en ella tantas veces que hoy cuando más de diez décadas han pasado por mi existencia aún siento el calor de su amor que me abraza.
Pipía, como mis labios pronunciaban desde muy pequeño fue un ser de luz que iluminó el camino de mis pasos y cuando volé para alejarme del nido, por esas sinrazones de la vida, olvidé intermitentemente. Un astro incandescente que alimentó con su energía la naciente raíz que vio florecer y dar frutos pero que nunca le devolvió en igual cantidad lo recibido. Su esencia forma parte de mí, soy el resultado de sus preocupaciones, enseñanzas y cariño, el producto final de un ejemplo digno de seguir y legar. Su recuerdo intacto y perecedero me acompañará hasta que el polvo consuma mis huesos en el camposanto y su sonrisa me guiará a través de la oscuridad para reencontrarnos.
Se alegrará de saber que tropecé muchas veces pero me levanté y que en cada ocasión asimilé el fracaso valiéndome de ese cumulo de consejos y sabiduría que sembró tan profundamente en mi corazón.

domingo, 6 de diciembre de 2009

El ahorcado

El comisario Pancho López abre la puerta y casi se muere del susto ante el espectáculo.
Colgando del techo está Prudencio Padilla, con los ojos brotados ante la fuerza de la soga y putrefacto por los días que han pasado desde su muerte.
Su ayudante vomita varias veces mientras lo ayuda a bajar el cadáver.
El occiso era un hombre taciturno, de pocos amigos y parca conversación. Viudo desde hace 9 años y dueño del único almacén de comercialización de productos agropecuarios del pueblo.
Tras la muerte de su esposa lo ayudaba su primo, Filiberto, fornido pero limitado inteligentemente.
Fue este quien alertó sobre la desaparición de Prudencio.
El día del funeral Pancho habla con el primo.
-¿Qué hacía Prudencio el ultimo día que lo viste con vida?
-Me dijo que se iría esa noche a resolver un problema con el envío de una mercancía.
-¿Fuera del pueblo?
-Eso creo
Tras otras preguntas se despiden y el ayudante le pregunta.
-¿Por qué tantas preguntas por un suicidio?
Camino a la comisaría este le responde.
-Porque estoy convencido que a Prudencio lo asesinaron.
Los ojos del ayudante casi quedan en el parabrisas.
-¿Cómo?
-Hay un detalle que no me cuadra con el suicidio.
-Con todo el respeto jefe, creo que todo está claro. Desde que se murió la esposa el hombre vivía amargado, si no es por el primo el negocio no existiera. Vivimos aislados del mundo exterior y todos acá nos conocemos. ¿Quién y por qué podría matarlo?
Ciertamente, El Punto es un pueblo fantasma en los mapas del estado, por tal razón alguien una vez bromeando dijo que deberían agregarle el termino invisible al cartel que en la única calle asfaltada anuncia la entrada a este.
Llegó allí hace treinta años, castigado por haber mandado a la cárcel a un importante mafioso, quien al parecer tenía negocios turbios con su jefe. Pensaron que renunciaría pero no lo hizo porque sin saberlo lo habían alejado del peligro de la venganza del antisocial.
Su familia protestó pero al final la vida en el lugar es tan tranquila que se han acostumbrado a ser campesinos y cuidar de animales y plantas.
El puesto que tiene es casi honorifico porque aún nadie ha visitado su estrecho calabozo de uno por uno.
Por eso cuando piensa en homicidio sabe que puede estar sufriendo alguna alucinación producto de su herrumbre profesional.
Los días pasan e impedido de hacer alguna experticia forense o profesional por no poseer los recursos para ello decide olvidarse de sus sospechas.
Al final el primo, único pariente conocido de Prudencio, queda como propietario de sus bienes.
El último homicidio ocurrido en el pueblo fue accidental y ocurrió cuando Fulgencio atropelló con el tractor a su viejo perro.
Una tarde un aviso lo sorprende.
El fornido primo ha colocado en venta todo lo que ha heredado, por lo que lo visita al almacén.
-¿Ocurre algo?
.No. ¿Por qué lo pregunta?
-Por el anuncio de venta.
-En realidad lo coloqué sin muchas esperanzas.
-¿Qué harás si sale un comprador?
-Venderle, claro.
-¿Comprarás algunas tierras?
-No señor, me iré a la ciudad. Ya estoy cansado de esta vida. Extraño el bullicio y a mis amigos.
Los primeros años él también los extrañó pero luego hasta le parecieron molestosos.
-¿Después de nueve años los extrañas?
-Si comisario, hace algún tiempo estaba por irme pero Prudencio no me dejó y yo que todos los días lo veía triste tuve compasión y me quedé.
Ya en su casa el olfato de sabueso se le activa y por la mañana desempolva una vieja agenda donde tiene anotado algunos nombres de viejos amigos de la ciudad y toma el teléfono para contactarlos.
En la noche confirma sus sospechas y ante la sorpresa de su ayudante le ordena.
-Tráeme detenido a Filiberto.
-¿Qué hizo?
-Asesinó a su primo Prudencio.
-¿Cómo lo sabe?
-Lo sé y él lo confirmará.
Al poco tiempo ambos hombres están frente a frente.
-¿Qué es esta locura?
-Eso deseo que me expliques. ¿Por qué mataste a tu primo? ¿Por qué no dejo irte y amenazó con denunciarte?
-No sé de qué me habla.
-Lo he descubierto todo Filiberto. Unas llamadas han sido suficientes para hacerlo.
-Está loco.
-¿Seguro? ¿Acaso no saliste de la cárcel hace diez años por haber violado a una niña?
El ayudante perplejo observa el interrogatorio.
-Pagué la condena.
-¿De qué podría denunciarte tu primo? ¿Lo hiciste nuevamente?
-Está inventando.
-Amigo antes de llegar a este pueblo me enfrentaba a delincuentes que eran peores calaña que tú. Los olfateo en el ambiente y aunque no confieses igual te enviaré preso a la ciudad, allá investigarán el rastro que has dejado en alguna fechoría y volverás a la cárcel.
El acusado guarda silencio
Tras dos días encerrado en el pequeño espacio un día pide hablar con el comisario.
-Si me confieso culpable de la muerte de mi primo. ¿Dejará de enviarme a la ciudad?
-Puedo pensarlo Pero a la cárcel igual irás.
-Es cierto, yo maté a Filiberto, era la única forma que me dejara ir. Me trajo bajo engaño conociendo mi situación y me mantuvo todo este tiempo bajo amenaza de denunciarme. No tenía otro camino.
-Pudiste denunciarlo.
-Sería su palabra contra la mía y usted no me hubiese creído.
En eso tiene toda la razón.
-Lo endrogué con un brebaje que le hice como té para su insomnio y después lo asfixié con la almohada y para que creyeran que se ahorcó lo colgué. No sufrió porque ni se enteró que lo estaba matando.
-Que considerado eres.
Le dice con ironía y se marcha.
A los días lo trasladan a la cárcel y el ayudante aún asombrado le pregunta.
-¿Cuál fue el detalle que te hizo pensar que era un homicidio?
-Te falta mucho por aprender. Cuando alguien se ahorca la soga que aprieta su cuello corta la circulación de la sangre, que al no poder subir al cuello y la cabeza por el rompimiento de las arterias carótidas se riega por el resto del cuerpo y llena los cuerpos dilatables del pene lo que produce al erección del mismo y este detalle que pocos ven confirma la muerte por esta causa. El cuerpo de Prudencio no poseía esta condición
–¿Pero después de tantos días se mantiene igual?
-La muerte es para siempre y la erección también, ya que se convierte en rigidez cadavérica.

sábado, 23 de mayo de 2009

El Cochivo

El horno en su máxima expresión, con sus llamas azules y amarillas compacta la sazón que los condimentos le dan al pernil, alimento tradicional en las cenas navideñas de la familia venezolana.
Pocos minutos hacen falta para que la carne tome una dureza blanda y el olor invada la casa, proporcionándonos placer ante la activación de nuestro cortex olfatorio primario, sin embargo el poco tiempo transcurrido para que el manjar culinario esté listo para deglutirlo causa extrañeza a mi esposa, quien con la experiencia de años en la preparación y coción de este, asume que la pierna introducida en el horno por su cuñada debe ser de un ejemplar muy tierno, por lo que me comenta.
-La carne de ese pernil está que se deshace, David compró un lechón.
A mi mente vienen imágenes de película, donde en un banquete el pequeño animal sobre una bandeja tiene una manzana en la boca.
Por lo que mi estomago en respuesta a eso exige probar un bocado del manjar real que significa el animal, pedimento que es complacido por mi esposa.
Cuando mis papilas gustativas entran en acción se activa una guerra en mi cerebro, ante la no concordancia de la información sensorial con el sabor que debe tener lo que en mi boca, con el nombre de lechón, se encuentra.
Por lo que exclamo.
-Esto no sabe a cochino sino a chivo.
Mi esposa me mira extrañada y me corrobora.
-Creo que eso es un lechón.
Por lo que para confirmar mis dudas gastronómicas, observo detenidamente lo que me resta en el plato por deglutir y estas crecen.
En lugar de una carne blanca propia del animal en cuestión, esta posee un color rojizo, lo que provoca que me levante del lugar donde trabajo y me dirija con ella hacia la cocina, lugar donde reposa el resto del plato navideño.
Tras abrir el horno y quitar totalmente el papel de aluminio que lo cubre, el análisis morfológico de la pierna en cuestión nos da como resultado que el mencionado animal no posee las características de un cerdo.
La extremidad es más larga y delgada y la capa de grasa que la cubre es muy escaza, además las pocas costillas que acompañan al manjar indican que el poseedor de estas es un animal más alto y estrecho.
Nos toca entonces llamar a quien compró el animal para que nos saque de dudas.
A través del altavoz del teléfono celular David nos afirma.
-Es un cochino, me lo regaló un amigo.
Ante esta afirmación hacemos un resumen de lo ocurrido.
Tiene sabor a chivo, morfológicamente parece chivo y su carne tiene todas las características de ser de este animal, pero es cochino.
Por lo que para no caer en confrontaciones en una fecha tan importante, esa noche de navidad nos conformamos con comer Cochivo, nombre con el cual bautizamos la nueva especie de animal que a mi cuñado, un amigo le regaló.
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Cochino es el nombre popular que se le da en Venezuela al Cerdo

viernes, 1 de mayo de 2009

Cerdomanía

Aldiel el cerdo vivía tranquilo en su campo, sin imaginarse que algún día sería el protagonista mas leído en los diarios del mundo.
Un día uno de los peones de su amo enfermó y como al mas flaco se le pegan los males, este lo culpó a él de su desgracia y en pocos días medio pueblo atribuía todas sus desgracias al pobre animal, que ignorante vio como un grupo de reporteros se empeñaba en que hablara su lengua, pero él solo callaba y chillaba.
Un doctor de la zona lo condenó.
-Este es el causante de todos los males del pueblo.
Como una moda novedosa del nuevo siglo, su club de fan creció y los políticos, gobernantes y todo aquel que necesitaba justificar su inoperancia lo convirtió en chivo expiatorio y en solo días, mas rápido que superman, ya Adiel y su especie era el causante de muertos, heridos, atracos, quiebras y hasta torceduras de pie de los habitantes del planeta, sin mencionar la caída de la bolsa y los precios del petróleo.
La cerdomanía ha hecho su aparición y pronto inundará las letras de los músicos, compositores, escritores e informes médicos, que se han acordado antes de diciembre de este indefenso animal, que en su campo intenta descifrar como puede adquirir y propagar una enfermedad que combina tantos elementos y pareciera que vuela tan rápido como la luz, porque se transmite de continente en continente con el pensamiento.
¿Será esta obra de Dios o de los hombres?

martes, 6 de enero de 2009

El escritor

El mundo tan normal y enigmático le ha regalado la sensibilidad de deshumanizar las crueldades y humanizar los motivos que banalmente van llenando la copa donde agonizan las más sencillas de las razones que abrazan y crucifican al común de los mortales.
Sus letras son solo una pequeña gota de sangre entre el aparato circulatorio donde viajan millones de glóbulos de llantos, risas, ilusiones y desventuras que van encoladas en los días.
Su visión vive sufriendo los vaivenes que su musa caprichosa apasiona dándoles energía, diversidades, formas abstractas ante la linealidad ordinaria con que se manejan frecuentemente, quitándoles la esencia primitiva que los encierra.
Nunca se cansa de buscar el ángulo oculto donde gravita el futuro, el cual posee el secreto jamás imaginado que puede explicar los ordenes de principio y final, vida y muerte, amor y odio, fogosidad congénita que se ha ido apoderando de las acciones más disímiles de sus actos, filosofía existencial que mueve los hilos invisibles de la creación literaria como vehículo transmisor de los infinitos caminos que la imaginación mezclada con la realidad producen.
Es un naufrago en el océano de las ciudades y la cosmopolia, una alegoría de las experiencias que destruyen las ópticas más insignificantes que manipulan los ordenes establecidos, incendiando y desensibilizando el alma del planeta.
Un guerrero sin guerra porque los contrincantes no se dan cuenta que la combaten a cada segundo siendo participes sin decisión del conflicto.
Una luz entre la oscuridad del paralelismo que proyecta la existencia.
Un trozo de incomprensión que lo apuñala y acosa, que lo persigue pidiendo una explicación que no posee, porque no es dueño de los lugares ni personajes que viven en sus relatos, ni de las frases y poesías que inundan sus más sublimes inspiraciones, aunque su papel de padre de ellas desvirtúe el conocer desde que lugar del misterio llegan y hasta donde perdurarán los enunciados que las hojas amarillentas del tiempo le donan.
Vive entre la dualidad común que se ha formado a través de los minutos y los años en lo mas profundo de la raíz que lo mueve y le presta alas para que se eleve a las más altas nubes, a las más bajas profundidades, al más límpido y lluvioso cielo que no conoce cronologías ni ocasiones desperdiciadas.
Es un canto a la remembranza y al anhelo, el amante perfecto de las emociones que vibran la piel y el alma, el mas extraño de los seres que habitan el universo y a la vez el más simple grano de arena que es movido por la ola en la playa, el más volátil átomo de aire que respira cualquier ser.
Una ucronía de vida y muerte.
 
Kala Editorial