domingo, 24 de agosto de 2008

Escribe ya un lugar suigéneris.

Internet ha dado buenas y malas herramientas a escritores, aficionados a la literatura y aprendices en el arte de las letras, igualmente lugares interesantes, buenos, malos y personales para plasmar las inspiraciones que las musas en algún momento propiciaron.
Para el Internauta experto existen ciertos rasgos que delimitan las incursiones a los lugares creados con esos fines, entre ellos están la seguridad que estas Web posean, ya que la pillería informática está de moda y con datos tan simples como una clave, estos antisociales llamados hacker para algunos, pueden crear un caos, igualmente los filtros que se colocan para preservar las obras, evitando de esta forma, que el plagio se convierta en una practica común, también se toma en cuenta la capacidad de moderación o administración del sitio, ya que los contenidos lo ameritan, y sobre todo la transparencia que asegure que tratamos con seres humanos reales, a los cuales podemos contactar en caso de alguna emergencia.
A principios del 2008 llegué a un lugar que con el tiempo y las situaciones, varios meses después de huir de allí, o mas bien de ser echado, considero suigéneris, por la gran cantidad de cosas fuera de lo común que ocurren y que al no poseer conocimientos legales no les colocaré algún calificativo, mas bien dejaré al lector la libre interpretación de los mismos.
El lugar en cuestión se llama Escribe Ya, pertenece según lo expresado por él mismo allí, a un señor de origen danés que dice llamarse Regin, quien confiesa no tener conocimientos del tema y como cosa risible del idioma, aunque vive en Madrid.
Ninguno de los datos aportados por el dueño pueden ser confirmados por un mortal cualquiera, ya que no existen formas de comunicarse con él, a excepción del correo interno de la Web, al cual casi nunca responde, ni en casos de suma urgencia.
La inscripción en el lugar es tan sencilla que usted puede colocar un correo inexistente, un nick y una clave para acceder y ya se encuentra allí, ya que no le exigen su nombre, muchos menos confirman su mail y no importa si usted es un extraterrestre o un ser humano, razón por lo cual la fauna del lugar tiene variopintas estructuras morfológicas, al estilo de los habitantes de La Isla del Dr Moreau. Ni contarle que si su ingenuidad es manifiesta sus escasos datos pueden ser timados y utilizados para fines nada edificantes y que sus obras navegan a la deriva en un barco donde el propio capitán, no sabe hacia que lugar se dirige.
Ya adentro de esta fantasmagórica embarcación, debe estar preparado para acontecimientos poco comunes en cualquier lugar cuya etiqueta pueda ser literaria.
Cual pagina de contactos común en la red, usted debe escoger sus amigos, para que estos, aceptando o no serlo, ya que al pinchar la invitación automáticamente pasa a su lista para siempre, lean lo que sus musas le inspiraron y tengan la benevolencia de hacerle algún comentario y cuide su pellejo, si por casualidad su buena voluntad le da por hacer alguna critica constructiva o pedagógica de algún escrito ajeno, porque la furia de los dioses caerá en forma de respuesta si ha escogido mal el usuario a quien se la ha hecho. Razón esta por la cual el idioma español tiene en el lugar una mazmorra garantizada y la literatura con sus normas clásicas o modernas el infierno de Dante.
Como en el mundo bizarro de Superman, se critica negativamente la buena utilización del lenguaje y a quienes lo hacen le endosan epítetos despectivos como “iluminados”.
Ni contarles lo que le ocurre a estos ingenuos caballeros si por “brutalidad” intentan enseñarles o dar luz sobre algunas normas a los habitantes de este suigéneris lugar.
La jauría de lobos cae sobre sus escritos, correo, foro o cualquier sitio donde pueda ser insultado y los usuarios fantasmas, extrañamente nunca vistos ni descubiertos por el dueño, como buitres en festín hacen de la suya, colocando su creatividad a la orden de las mas bajas pasiones terrenales, alcanzando incluso a quienes se identifiquen como amigo o amiga, del atacado y no descansan hasta hacerlo huir o hasta que por arte de magia, desparezca, borrado por el administrador, que siempre negará la acción tomada, amparándose en la condición que le confiere el anonimato.
Si todo esto no es extraño aún, agréguele que los fantasmas envían correos a los usuarios en su nombre desde su mensajería interna y que es común, lógico en un lugar donde el anonimato tiene su máxima expresión, que aparezcan obras de autores tan reconocidos como Borges o Neruda, firmadas por usuarios, a quienes resulta imposible seguirles el rastro porque todos los datos en su ficha son falsos, y lo peor del caso si los mismos no son denunciados por algún usuario, permanecen allí por la eternidad.
Me llamó la atención que en una ocasión una usuaria colocó como suyas varias obras de Borges, y que la “Carta a un amigo” estuvo montada en un foro del lugar por mas de una semana, aunque las denuncias eran muchas.
Esto es una breve síntesis, si tuviera que escribir todo lo extraño emularía la obra al Quijote.
 
Kala Editorial